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martes, 29 de abril de 2014

Homenaje a García Márquez

Recuerdo, estaba entonces en 3º de EGB, un dictado extraido de un fragmento de 100 años de soledad, de García Márquez. Recuerdo que hacía referencia al bloque de hielo que los habitantes de Macondo vieron por primera vez. No sé por qué, pero lo recuerdo muy bien. Durante muchos años no visité esa localidad, imaginaria, de la obra del colombiano. No lo hice, pese a tantas críticas favorables del libro. Pero hace 4 años lo leí... y me enamoré de una de las mejores (decir la mejor sería una osadía) obras de la literatura universal. Tras la reciente muerte de su autor, aquí dejamos un pequeño párrafo como homenaje póstumo.


... Una noche creyó encontrar una predicción sobre el futuro de Macondo. Sería una ciudad luminosa, con grandes casas de vidrio, donde no quedaba ningún rastro de la estirpe de los Buendía. “Es una equivocación”, tronó José Arcadio Buendía. “No serán casas de vidrio sino de hielo, como yo lo soñé, y siempre habrá un Buendía, por los siglos de los siglos”. En aquella casa extravagante, Úrsula pugnaba por preservar el sentido común, habiendo ensanchado el negocio de animalitos de caramelo con un horno que producía toda la noche canastos y canastos de pan y una prodigiosa variedad de pudines, merengues y bizcochuelos, que se esfumaban en pocas horas por los vericuetos de la ciénaga. Había llegado a una edad en que tenía derecho a descansar, pero era, sin embargo, cada vez más activa. Tan ocupada estaba en sus prósperas empresas, que una tarde miró por distracción hacia el patio, mientras la india la ayudaba a endulzar la masa, y vio dos adolescentes desconocidas y hermosas bordando en bastidor a la luz del crepúsculo. Eran Rebeca y Amaranta. Apenas se habían quitado el luto de la abuela, que guardaron con inflexible rigor durante tres años, y la ropa de color parecía haberles dado un nuevo lugar en el mundo...

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