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sábado, 21 de diciembre de 2013

Llegó el invierno



Vistió la noche, copo a copo,
pluma a pluma,
lo que fue llama y oro,
cota de malla del guerrero otoño
y ahora es reino de la blancura.
¿Qué hago yo, profanando, pisando
tan fragilísimo plumaje?
Y arranco con mis manos
un puñado, un pichón de nieve,
y con amor, y con delicadeza y con ternura
lo acaricio, lo acuno, lo protejo.
Para que no llore de frío.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Orgullosos de nuestro maíz



Lo reconocemos, estamos muy orgullosos de nuestra variedad de maíz (la nuestra máiz). Seleccionamos con extremo cuidado qué panojas (mazorcas) guardaremos como semilla, por su color, uniformidad, número de filas de granos, tamaño de éste y resistencia como planta. No es labor fácil, menos aún en estos tiempos en los que las mieses (campos de cultivo) con variedades híbridas o transgénicas pueden arruinar, por su mezcla en la polinización, nuestra variedad. El tema es denso y no vamos a extendernos ahora en los perjuicios que provocan los transgénicos, pues es sabida nuestra postura al respecto.
Aprovechamos la ocasión para mostrar la parte lúdica de este elemento, su capacidad para ser empleado como materia para manualidades. En la foto se puede ver el Nacimiento o Belén elaborado por los residentes de Sanitas Residencial Santander con nuestras panojas. Las panojas hacen de personajes, sus hojas son sus ropas, los tallos del mijote (planta del maíz) forman la estructura del Portal. Con la flor femenina se hizo el cabello, con los garojos (zuros) se elaboraron las ovejas, etc. Humilde, sencillo... bello.

Nos sentimos doblemente orgullosos.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Mandela



El tributo europeo a un africano que nos ha dado muchas lecciones

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Con ojos golositos


   Es una rustiana (tostada de pan) con queso fresco y mermelada de grosella negra. Para acompañar, un poco de té verde. En el plato de al lado hay un trozo de panal con la miel que " pillamos" a las moscas de la miel (abejas)...

   ¿Os acordáis de la canción?

Estaba una tostada, lará lará larito,
estaba una tostada muy cerca de un gatito, muy cerca de  un gatito.

Y el gato la miraba, lará lará larito,
y el gato la miraba con ojos golositos, con ojos golositos...

domingo, 1 de diciembre de 2013

Vivir despacio

  

  Empezamos a amasar a las seis de la mañana. A esa hora  silenciosa y oscura que pocos saboreamos despiertos (es un decir) y ya en acción. La jornada transcurre normalmente hasta las dos de la tarde, si no hay demasiados pedidos. Hay amig*s que a media mañana del lunes nos llaman para encargarnos un pan, pero si no nos ha sobrado por casualidad algo de masa y además queda algún espacio libre en alguna hornada, nos es imposible improvisar.
   A media mañana ya están todas las masas hechas, los panes cortados y varias hornadas ya cocidas. A lo mejor estamos preparando bizcochos o tortas de muesli, preparando los sobres, limpiando las maseras, ordenando el reparto, etc. etc. 
   Nos gusta hacer pan de esta manera: despacio, respetando los reposos que necesita la masa para ser más digestiva y natural, sabiendo cuántos panes vamos a hacer y para quién. Pero para eso tenemos que saber con tiempo cuántos son, para hacer los cálculos necesarios y preparar la premasa el domingo por la noche. Además, como a la mayoría, también nos gusta disfrutar del fin de semana haciendo otras cosas: descansar, ver a amig*s, pasear, bailar... Por lo que muchas veces no queremos ni abrir el ordenador, ese artilugio maravilloso que facilita tántas tareas pero que absorve el tiempo como pocos e imprime esa urgencia de contestar mensajes, trabajos, etc.
   Algun*s nos preguntan sorprendid*s: "¿Pero os tiráis ocho horas para hacer unos cuantos panes?" Pues sí, es lo que tiene hacer el pan a mano. Pero como contrapartida tiene el disfrute de vivir conscientemente todo el proceso: participar en la íntima fusión y transformación de elementos diferentes en un producto nuevo que llegará a formar parte de cada uno de nosotr*s, dándonos fuerza.
   Acostumbrad*s al ritmo cotidiano de prisas y producción frenética, aquell*s que no están familiarizad*s con la elaboración del pan artesano, ni se imaginan lo que hay detrás: tiempo, mucho tiempo...
   L*s chin*s, cuando van a desear "buen provecho" antes de empezar a comer, dicen "man man chi": "comed despacito", aunque actualmente estén tan inmersos en la vorágine como nosotr*s.
   También hay un refrán que nos decían las madres: "Vísteme despacio, que tengo prisa". Si queremos hacer las cosas bien y no tropezar atolondrados, hay que ir despacio.
   Amasar despacio, comer despacio, hablar despacio, criar despacio, vivir despacio... Ahora tiene un nombre de moda, el "slow", pero no es nada nuevo...