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lunes, 15 de junio de 2015

Érase una tierra del pan



   Érase una vez, hace mucho tiempo, tanto que ni los más ancianos lo recuerdan, una tierra donde sus gentes tenían como máximos principios la justicia y solidaridad con todos los seres. 

   No era una tierra especialmente rica, su riqueza más bien consistía en estos valores de sus habitantes, que con su trabajo la hacían fructificar y, sobre todo, que repartían los bienes con escrupuloso respeto. Los conflictos graves se resolvían en asamblea de todo el pueblo y a nadie se le negaba la posibilidad de levantar un techo donde habitar, ni el pan de cada día para comer.

   Tal fue su fama que se la empezó a llamar La Tierra del Pan. Pan como símbolo de lo básico y necesario para vivir. 

   Ha habido otras tierras con nombres prósperos, que han hecho que la gente abandone con dolor sus lugares de origen para lanzarse a la aventura y apostar por una vida mejor, aun a riesgo de sus vidas y de poder encontrarse con una falacia. La tierra que mana leche y miel, el nuevo mundo, la tierra del oro...

   Pero esto es solo un cuento y cualquier parecido con la realidad, ya sabéis que es pura coincidencia.

   Hemos sabido que en tierras de Zamora, hay una comarca que lleva ese curioso nombre: Tierra del Pan. ¿Será el resquicio de la historia que hemos contado?

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