Translate

sábado, 25 de febrero de 2012

Amasar, masajear.



Siempre nos han gustado ambas cosas: amantes del pan hecho a mano y con mimo, y amantes del masaje hecho de la misma manera. Vamos, que cuando amasamos los panes, en realidad les estamos dando un buen masaje, igual que cuando damos un masaje, amasamos el cuerpo como si fuera pan.

Cualquiera puede hacer pan en casa con unas pequeñas insrucciones, tiempo, paciencia y calor. Es posible que al principio no quede perfecto, quizás algo duro, pero con la práctica saldrá un pan estupendo.

También está al alcance de cualquiera dar un buen masaje, siempre que se haga con cuidado, sin intentar movilizar las articulaciones, con tiempo, paciencia y calor. Aquí el "paciente" nos ayuda con sus indicaciones. Eso sí, hay que hacer trueque: primero masajea uno y luego el otro, aunque no tiene por qué ser el mismo día.

Os proponemos una tarde de domingo preparando un pan casero entre dos y dando masaje en los tiempos de espera en los que la masa tiene que reposar para yeldar. Con un poco de música puede ser un disfrute para todos los sentidos... Seguro que repetís.