Y también se amasaba pan hasta marearse, panes alargados, panes de melaza y ricos panes de centeno, panes de azafrán y pan de trigo corriente, y galletas con especias, y una clase especial de rosquillas, y merengues y roscos, y dulces de mantequilla, sí, no se acabaría nunca de contar. Y también velas, claro, velas también tenía que haber. La mamá de Miguel y Lina se pasaron casi toda una noche haciendo velas, velas grandes y velas pequeñas, velas de tres o más brazos, porque iba a ser Navidad. Alfredo y Miguel engancharon a Lukas al trineo de los troncos y se fueron al bosque a buscar el árbol de Navidad. Y el papá de Miguel bajó al pajar a buscar un par de haces de avena que había reservado para los gorriones.
-Esto es una gran locura-decía-, pero los gorriones también tienen que vivir cuando es Navidad."
“Nuevas Aventuras de Miguel el Travieso”
Astrid Lindgren.
Suecia, 1928.
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