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jueves, 18 de marzo de 2010

Y 7º. VUESTROS NOMBRES, VUESTROS ROSTROS

Según van enfriándose los panes como para poder cogerlos con las manos desnudas, vamos escribiendo vuestros nombres en cada sobre. Si os conocemos personalmente -la mayoría- es inevitable imaginar vuestros rostros y gestos; si no, seguramente hemos hablado con vosotr*s por teléfono o por correo electrónico, u os llega nuestro pan a través de alguna persona amiga. Va nuestro pensamiento para cada uno con el deseo de que disfrutéis del resultado final de estas horas de trabajo amoroso y gozoso.

Vamos metiendo cada pan en su sobre, distribuyendo éstos en cajas según a dónde se vayan a repartir.

Ya se nota el cansancio. Guardamos las cajas de pan en los coches, barremos la panera, recogemos lo que queda, nos despedimos contentos y satisfechos. Aún tenemos tiempo de ducharnos, comer algo, quizás descansar un ratuco antes de comenzar nuestras tareas de la tarde...

Nos llevamos el olor del pan prendido al cuerpo durante el resto del día, y la charla y el quehacer del jornazu prendido al alma.

Hay quien dice que hacemos “buenas migas”.

2 comentarios:

numero3 dijo...

Pues mi familia y yo vemos vuestros rostros u oímos vuestra voz todas las mañanitas saboreando estas delicias en los desayunos ¿qué mejor manera de empezar un nuevo día?

Pan... pan!! dijo...

¡Qué bien, Marta...!Pues ésa es la cariñosa energía que sentimos que recibimos de vosotros. Es la ventaja de conoceros...