Es la primera vez en 12 años que en La Yelda dejamos de hacer pan juntos durante tanto tiempo, sólo habíamos descansado algunas semanas esporádicas. A mí el confinamiento me ha pillado sin harina y sin yelda en casa. Al priincipio pensé que serían un par de semanas sin nuestro pan, pero cuando vi que esto se alargaba, decidí volver a hacer para mi casa. Cuál no fue mi sorpresa cuando vi que se habían agotado las harinas de fuerza y las levaduras. Parece que este encierro, a pesar de su dureza, también nos ha traído algún regalo como esta experiencia generalizada de hacer nuestro propio pan.
¡Buen provecho!
No hay comentarios:
Publicar un comentario