Es la primera hornada de Tardíu de la temporada. Lo probamos y nos pareció buenísimo: ligeramente dulce, pero tan ligeramente que para algun*s golosos es casi soso; el sabor de las avellanas crudas, el aroma a canela y la solidez telúrica del centeno.
Durante el otoño los días se acortan a pasos agigantados, comienzan las lluvias y, por lo tanto, merma mucho la luz. Con frecuencia sentimos cansancio y nos envuelve la melancolía. Entre las propiedades del centeno se encuentra el ayudar a elevar el ánimo y la energía.
Hicimos un brindis agradeciendo la nueva estación: sus frutos (como las manzanas y piescos de la huerta que comimos en el almuerzo, las flores de calabaza que comeremos en noviembre, las avellanas, los higos y nueces...), su luz baja y suave... y también brindamos por la amistad, que da fuerzas para soportar los rigores del mal tiempo.